- De acuerdo. Hablaré con Seguridad para que me habilitenmi despacho y la sala de proyectos. Espero que por esto me dejéistomarme el puente de San Ciriaco. Va a ser una noche muy, muy larga.-Con tintes irónicos la voz de Pablo acompañaba su miradasuplicante dirigida a Marcos, su coordinador de proyectos y mayor valedoren el Departamento de Análisis y Planificación.
- No te preocupes, si lo acabas todo esta noche da el puente porlibre.- Marcos afirmaba con una rotundidad aprendida a base de añosde muchas mentiras.
- Eso mismo me dijiste para La Liberación y me tuve que quedartodo el puente revisando las planificaciones que no le cuadraban a losde Griffon&Huynes. Esta vez lo quiero por escrito y presentado en personal.Además de apuntarlo como horas extras pues ya estoy cansándomeque de cada dos solo me apuntes una.- El hacha de guerra habíasido desenterrada. Pablo sabía que tenía a Marcos cogidobien fuerte y que este era el mejor momento para presentar todas sus reclamacionesa modo de batería de artillería descargando de una sola vez.
- No te he dicho que no te preocupes. El saliente te lo redactaréahora y si mañana esta todo ok lo llevaremos a personal. Respectoa lo de las horas extras, recuerda que la política de la empresa:Cupo de horas extra por empleado. Y tu las has superado hace bastante tiempoasí que te parece si las canjeamos por un curso de formaciónen Ontario para el mes de Noviembre.
- ¿Un curso sobre qué? Porque si esperas que me tiranicedurante dos semanas aprendiendo a calzón caído la últimaversión de PSP muerto de frío vas listo.- Pablo sabíaque estaba agotando su crédito con su inmediato superior y que ola jugada le salía redonda o el puente de San Ciriaco lo pasaríauna vez más en Ciudad B viendo partidos de pretemporada de la BokBowl.
- ¿Que te parece "Técnicas antiestrés y actividadeslúdicas en el seno de la empresa moderna"? Además te iráscon el cuerpo de psicólogos de la empresa.- La voz de Marcosdenotaba un falso desinterés por el curso.
- ¿Con los psicólogos? es una broma verdad.- Losplanes urdidos durante toda la mañana y parte de la tarde para sacarprovecho de la situación se acababan de venir a bajo.
- Ni mucho menos. Irán las cuatro licenciadas con las quecuenta la empresa para aprender las técnicas y, si todo va bien,tu viajarás en condición de empleado conejillo de indias.-Marcos veía la situación controlada y comenzaba a soltarcarrete para que una vez más Pablo se tragara el anzuelo hasta elestómago.
- Yo por esas cuatro sería capaz de ser conejillo de indiasy caballito de mar.- Todos las fantasías de Pablo con cada una,y en grupo, de las psicólogas fueron pasando por las distintas muecasde su cara hasta que Marcos lo sacó de su ensoñamiento.
-Bueno, Pablito quedamos en eso no. Pues mañana nos vemosa las diez en mi despacho y sobre todo ten cuidado con los análisisde la mecanización de la planta este, es la que tiene acceso demercancías portuarias y ya sabes las cuentas tan extrañasque llevan los coreanos sobre los suministros. Tienen que tener seis cajasB por lo menos. Bueno pues hasta mañana.- La despedida de Marcosfue su típico huracán de consejos y ordenes. Pablo ni sedespidió de su jefe. Aún soñaba con las psicólogasen bañador al rededor de una piscina. De repente abrió susojos casi entornados y se preguntó "¿Pero que tiempo haceen Ontario en Noviembre?."
Hasta las once, Pablo estuvo revisando las planificaciones de las dosplantas en funcionamiento. El estudio de Free Hong Kong había hechoun trabajo perfecto, todo estaba perfectamente analizado y dejaba las puertasperfectamente abiertas para los posteriores análisis y planificaciones.El trabajo había sido bastante entretenido y hasta habíapodido disfrutar viendo como los chinos libres habían usado avanzadastécnicas de análisis durante todo el proceso. "¿Quéhabrá sido de esos analistas tras la entrada de las tropas chinas?.Ojalá ninguno de ellos recabe en Ciudad B o más de uno delos chicos listos del departamento va a engrosar las listas del paro".Pidió comida china por a su restaurante on-line favorito. Eran unostipos del Jardín de Jade que habían abierto sucursales portoda la Ciudad y que hacían el mejor pollo agridulce que habíaprobado jamás. Hoy pediría ración doble, la nocheprometía ser bastante dura.
En quince minutos el pequeño montacargas de la sala de proyectosencendía su luz verde y emitía una pequeña campanada.La comida había llegado. Pablo abandonó su monitor con losdiagramas de planificación que había hecho Hernándezdurante la semana. Una auténtica chapuza comparados con los de loschinos pero era lo que tenía para trabajar si no quería rehacerlotodo. Eso si mañana le daría el toque a Marcos pues era elcuarto proyecto que Hernández entregaba hecho una basura. Sacóla bolsa del montacargas y, sorpresa, aquella no era la bolsa de ChongBros. Ni olía a pollo agridulce. Ni pesaba como una racióndoble. Cuando abrió el pequeño paquete descubrió unmiserable emparedado vegetal. Los de seguridad se habían vueltoa equivocar. "¿Donde esta mi pobre pollito agridulce?" pensabaPablo mientras sus glándulas segregaban jugos sin interrupción.Cogió el teléfono y llamó a la conserjeríadonde estaban los de seguridad. Comunicaba. Volvió a intentarloy comunicaba de nuevo. Otras doce veces y continuaba comunicando. Solohabía una solución usar la red interna y tener suerte queel destinatario equívoco de su pollo la tuviera abierto su terminal.Tecleó:
"¿Alguien ha recibido una ración doble de pollo agridulcepor error?"
No hubo ninguna respuesta. Era desolador. Pablo tendría que trabajartoda la noche con el estomago lleno de cuatro hojas de lechuga amenizadaspor una extraña salsa húngara y eso no era la mejor manerapara concentrarse en su difícil tarea. Cuando habían pasadodiez minutos sin recibir contestación, su cabeza, motivada por elhambre, el mejor de los motivos, recordó un método que usabanen administración previo al sistema actual de red interna. Lo desarrollóMacías antes de irse a los USA para trabajar con LKW y era un versiónprometeo del comunicador de la red interna. El programita, que se llamabaSpino, permitía enviar mensajes alarma que interrumpíanlas tareas que estuviese haciendo el operador (con los consiguientes problemasque traía la interrupción) pero no estaba perfeccionado yla comunicación se mantenía desde terminales anónimos,con el apodo como único identificador. Aquel método estuvomuy bien mientras se probaban las comunicaciones en el departamento deAdministración pero al final se tuvo que cambiar por Charla.Había que probarlo para intentar recuperar aquellas dos deliciosastarrinas de pollo agridulce. Y volvió a teclear, esta vez usandosu apodo no-oficial:
"Wee-Wee: ¿Alguien ha recibido una ración doble depollo agridulce por error?"
La respuesta no tardó en llegar a modo de otra pregunta:
"Rafaella: Gracias amigo. No se cómo pero acabas de reventarel trabajo de toda la noche. Y por cierto ¿Tienes tu mi bocadillovegetal? El pollo lo tengo yo, pero me da tanto asco..."
"Por fin" pensó Pablo "ya te he localizado chiquitín.Ahora es todo cuestión de dar con esa tal Rafaella". El problemaera que sin accesos como administrador no podría saber donde localizarla.Eran la desventajas del sistema de Macías. Así que decidiócomenzar las negociaciones para el intercambio de rehenes alimenticios.
"Wee-Wee: Dime de qué departamento eres y te mandaréel bocadillo con los de recepción, claro, si logro comunicarme conellos".
"Rafaella: Creo que además del bocadillo me debes una disculpa.Has destrozado la mayoría de los prototipos de diseño parala campaña Otoño-Invierno de Tenninson&Kazuyia. Asíque dime quién eres realmente pues mañana tendré quepresentar un informe con tu nombre y departamento a la cabeza si no quieroque sea la mía la que ruede entre los rollos de papel continuo".
Hacía años que no sentía esa sensación deculpabilidad escolar. Sus recuerdos se remontaban a sus días deinstituto cuando lo pillaron en un par de bromitas y tuvo que personarsefrente al director para escuchar reprimendas que casi lo llevan una semanafuera de las aulas. En aquellos días siempre se buscaba a un culpable,su nombre y curso. Esa tía quería hacerlo responsable dela pérdida de sus diseños y Pablo sabía que lo era.Como se supiera que había usado el método Macías susdías en la empresa se habían acabado: puentes para toda lavida, nada de viajes con huríes psicológicas y mucho menosaumentos. Su cabeza debería funcionar muy rápido si queríasalir de ese gran apuro.
"Wee-Wee: No será para tanto. Al menos tendrás copiade seguridad de lo que hayas hecho hasta ese momento. Además elsistema las crea automáticamente."
"Rafalella: Yo no tengo ni puta idea de como funciona el sistema,en sí no tengo demasiada idea de ordenadores. Lo único quese que el programa se ha desconectado con tu mensajito y cuando lo he vueltoa ejecutar no estaba ninguna página con mis diseños. Asíque identifícate si no quieres que llame a seguridad para que mediga quién había pedido una ración doble de pollopestoso."
"Esta tía va a por mi" resonaba una y mil veces como sise tratase de el golpe de un martillo sobre un yunque cada vez másparecido a la cabeza de Pablo. Solo le quedaba una solución.
"Wee-Wee: Dime en que departamento te encuentras e iré a resolverel problema. He estado en el Departamento AS durante más de nuevemeses y allí he aprendido que lo que no mata, engorda."
"Rafaellla: Espero que así sea. Departamento MP despacho 4-H."
El guardia de seguridad lo acompañó hasta la puerta deldepartamento. Pegó dos ligeros golpes en la puerta como si no quisieradespertar a durmientes invisibles y al poco se oyó el ruido comosi de una chicharra se tratase que abría la puerta mediante el pulsadorinterno. Pablo entró el guardia cerró la puerta y bajópor el ascensor. Las luces de emergencia era lo único que iluminabaaquel departamento lleno de pósters, pizarras y amplias mesas deformas caprichosas. Siempre le había dado un poco de repelústodo lo relacionado con el marketing y el diseño. Siempre lo habíaasociado a la venta de algo por más de lo que realmente costabao de lo verdaderamente útil que era. Lo único bueno que teníaese departamento era la aplastante proporción que el sexo devil(como les llamaban en DP) presentaba. Además las chicas que conocía,casi siempre de vista, de MP eran, aunque normalmente algo estrafalarias,bastante atractivas. Recorrió el pasillo hasta llegar al sectorH, una sala con la puerta entornada con cinco puertas cerradas y una entornadade la que salía una tenue luz. Pablo se acercó a la puertay olió su delicioso pollo agridulce, pero el hambre habíadesaparecido desde que se montó en el ascensor con el de seguridady su retahíla de preguntas que mañana apareceríanen un informe en personal. Dio una secuencia melodiosa de golpecitos enla puerta y escuchó una voz cansada que desde el interior decía:
"Adelante".
Cruzó el umbral y vio un monitor de 25 pulgadas, típicode los departamentos donde se hacía diseño gráfico,una amplia mesa con una suave luz que brotaba del cristal que servíacomo superficie superior repleta de papeles con bocetos y pruebas de colory un escáner/fotocopiadora/fax. Pero Pablo por más que buscabano veía a la tal Rafaella. De repente, como si de un duende se tratase,algo surgió de detrás del monitor empujando con los piesuna silla con ruedas. Era diminuta. Parecía como si estuviese sentadaen el sillón de un decorado televisivo para el país de losgigantes. Pablo juraría que no superaba el metro cincuenta y cincode estatura y los cuarenta y cinco kilos serían para aquella mujer/adolescente/ninfaun problema de obesidad. Tenía el pelo castaño, largo y sueltohasta casi su cintura, con extraños brillos, que Pablo achacóa los colores que estuvieran reflejándose en el, que tambiénse apreciaban en una cara redonda con ciertos rasgos infantiles muy marcados,ojos rasgados y diminuta nariz, tan pequeña que parecía comosi tuviese una canica con dos huecos en su lugar, que apenas si podíasostener unas grandes gafas redondas setenteras que le cubrían todala cara . Atontado por la sorpresa, Pablo apenas si oyó las primeraspalabras de la sorprendente diseñadora.
"Muy bien mister Pipí, o preferiría que le llamaseSr.Meada o, aún mejor, Don Cagada pues es lo que ha hecho con misdiseños y, no se si sabrá, pero el diseño es la décimay más moderna de las artes y como en todas las artes la inspiraciónes algo impagable y usted ha cancelado mi tarjeta de crédito consu original mensaje sobre pollo pestoso, que por cierto, tengo aquíbien guardadito para que no apeste el taller." La voz de la pequeñamujer, por que su apariencia infantil se difuminó cuando Pablo escuchóel tono irónico de la hasta entonces inocente muchachita, dejóclaro que estaba bastante enfadada. Pablo sin decir palabra le tendióla mano con la bolsa del emparedado vegetal y la miró con una sonrisamás que estúpida. Ella dio un tironazo con una fuerza quecasi hizo caer a Pablo hacia delante, saltó ágilmente delsillón y le dijo: "Vete sentando, pasmao, a ver si me arreglas estoantes de las tres. Después del bocata seguiré diseñandoalgunas cosillas. Solo tengo que advertirte que el trabajo es para ChemistryImp. y todo va por CAD. Así que date prisita, pues me espera unanoche de polígonos y rellenos.". Sentada en el suelo, fuera de lavista de Pablo, Rafaella se puso unos walkman y comenzó el bocadillomientras el analista se sentaba frente al terminal y comenzaba la búsquedadel fichero perdido.
Había pasado más de media hora y Pablo comenzaba a preocuparsemás y más por su futuro. No había rastro de ningúnfichero de trabajo sobre aquella utilidad de diseño. Por muy desastrosoque fuese el engendro de Macías, algo debería haber quedadopor allí. Pero nada. Ni en los directorios temporales del sistema,ni en los basura, ni en los de tráfico interno. No habíarastro y había que comunicar la triste noticia a la muchacha y,al mismo tiempo, aplicar sobre ella todo su poder de seducción paraevitar que diera parte. Cuando empezaba a sumirse en el comienzo de unade sus depresiones laborales, los ojos de Pablo se cargaron de adrenalina.Pestañeó un par de veces y pulsó un par de combinacionesdel teclado accediendo a unos paneles de uso interno para los de Administracióny sorprendido se levantó como un resorte del cómodo sillóny se puso en busca y captura de la menuda diseñadora. Pablo saliódel despacho casi de puntillas y aguzó su oído pues la oscuridadcasi total del departamento imposibilitaba cualquier rastreo visual. Creyóescuchar algo en los despachos a la izquierda de la sala de juntas, perocuando llegó a ellos descubrió que era solo el tubo de ventilación.Después se encaminó hacia la puerta del departamento y rápidamentese dio cuenta que el ruido que lo había conducido hasta allíprovenía del ascensor. Un resorte seco sonó lejano pero nítidoen el silencio noctambulo y como si de un instinto canino se tratase Pabloasoció el ruido con una puerta al final de uno de los pasillos.Se dirigió lentamente y cuando le faltaba a penas un metro parallegar a la puerta, escuchó otro resorte y muy débilmenteuna música estridente salía de los cascos de un walkman.Evitando hacer el mínimo ruido, Pablo abrió la puerta y viocomo la muchacha se encontraba sentada en una silla con ruedas, con sularga melena cayendo por el respaldo hasta casi tocar el suelo, y los cascospuestos observando imágenes en un monitor de apenas doce pulgadas.Estaba como hipnotizada. Pablo sigilosamente se acercó. Antes dedarle un pequeño susto, quería ver lo que manteníala atención de aquella irascible dama. Estaba frente a un visionadorde diapositivas digitales que secuenciaba un archivo de los que vendríacatalogado como "Naturaleza Salvaje" o "Edenes del Ayer". Las pasaba auna velocidad increíble. Pablo apenas si podía ver las imágenescuando ya eran sustituidas por la siguiente. La muchacha parecíano buscar nada en concreto, mas bien le interesaba todo en particular.El cartucho de setecientas cincuenta diapositivas estaba llegando a sufin y Pablo se adelantó a la mano izquierda de la pequeñamujer cogiendo el siguiente cartucho de una columna no muy estable próximaa la silla. Cuando acabó la serie, Pablo pulsó el botónde expulsión de cartuchos y los cambió con el consiguientesobre salto de Rafaella que vio salir de la más negra oscuridaduna mano que casi le rozaba el hombro. El susto hizo que se le cayeranlas gafas redondas descubriendo una cara aún más infantily, hasta cierto punto, inocente. Parecía que sapos y culebras leiban a salir por la boca cuando Pablo se puso en cuclillas y comenzóa pasar las fotos del cartucho a una velocidad mucho menor a la que lamuchacha lo había hecho al tiempo que le sonreía mirándolaa los ojos y decía:
- Muy interesante tus diseños en CAD. La verdad es que meparecen muy útiles tus estudios sobre medios salvajes cuando vasa diseñar para Chemistry Imp. Sobre todo cuando te has conectadopor primera vez a la máquina tres minutos y treinta y dos segundosantes de que te enviase el mensaje y no te había dado tiempo nide abrir el programa. A veces, aunque tarde, uno se acuerda de los truquitosde los de Administración y la verdad el log de tu cuenta da unaactividad bastante pobre durante las últimas dos semanas. Eso sí,mucho trabajo nocturno pero por lo que puedo ver bastante lejos de tu máquina.-Las palabras de Pablo estaban cargadas con la misma ironía y socarroneríacon las que ella lo había sentado en el sillón de su máquinaen la búsqueda de ficheros que bien sabía no existían.Ante la reprimenda de Pablo, ella solo lo miró con dureza a losojos fijamente hasta que el joven retiró la mirada sin saber bienla causa.
- Alguien lo tenía que descubrir algún día.Si me llega a salir la jugada contigo hubiese sido el último pasode mi carrera como funambulista dentro de esta empresa de mierda. Y ahoraseguramente me dirás que mañana temprano presentarásen personal una queja formal contra mi. Pues para que no tengas cargo deconciencia te diré que me da igual.- Las palabras de Rafaellasalían de su boca con tal naturalidad y pasotismo que dejaron sorprendidouna vez más a Pablo al que solo se le ocurrió preguntar
- Bueno, y si no es mucho preguntar, ¿ por qué te pasaslas noches pasando fotos de lugares recónditos a la velocidad dela luz en vez de ocuparte de tu trabajo que se supone lo llevas un poquitoatrasado?
-Pues si es mucho preguntar así que corta el rollo y vayámonoscada uno a nuestras obligaciones. Es decir, tu a tu despacho para ganartelos cuartos y yo a mi casa a dormir, mañana tendré que arreglaralgunos papeles en la oficina de desempleo.
Pablo se sintió como un auténtico cero a la izquierda.Aquella mini mujer lo había tratado desde el principio con tal airede superioridad que ya podía sentir la suela de sus deportivas apretandosu cuello. Resignado Pablo se giró e inició sus pasos porel pasillo que llevaba a los ascensores. Una melódica voz surgióa su espalda. Era el timbre con el que si pudieran cantarían lasflores, una mezcla entre suavidad y dinámica melodía. Pablono escuchó lo que le dijo aquella voz la primera vez que se dirigióa él. En verdad creía que era una más de las vocesque recorrían su cabeza después de una larga jornada frentea su monitor acompañados de los infinitos kilómetros de papelcontinuo para los factores de planificación. La segunda vez si escuchólo que le dijo.
- ¿De verdad quieres saber porque paso las noches mirandoesas fotos?- Pablo se giró y pudo ver la silueta de Rafaellaenmarcada por el hueco de la puerta iluminada solo por el reflejo del monitor.Pablo tuvo la sensación que era más alta, más esbeltay que sus ojos despedían un pálido, apenas imperceptible,reflejo verde.
- Si.- fue la única respuesta de Pablo. Y ella desde lapuerta de la pequeña habitación le tendió la manoy le dijo:
- De acuerdo, pero te advierto que, de ahora en adelante, nunca másserás el mismo, te vas a encontrar con la esencia del mundo y aunquequieras o lo intentes no podrás ignorarla hasta que la tierra vuelvaa llamarte.
Pablo se acercó. En otra ocasión su instinto de conservaciónle hubiera obligado a marcharse y dejar a aquella enigmática mujercon su palabrería sacada de cualquiera sabe que libro de esoterismoecológico. Pero era tan directa, tan cálida que sus piesdieron los pasos que lo llevaron hasta la puerta y agarró con fuerzala mano de la muchacha de profundos ojos verdes y rasgos acentuados.
- Mira estas fotos, en ellas se esconden los orígenes y losfinales de todo lo que representamos. Aún después de tantabarbarie se pueden encontrar esos lugares, así me lo han enseñadoy así te lo mostraré…
-¿Dónde está Pablo?- La potente voz de Marcosinundaba todo el departamento de Análisis y Planificación.Había buscado al muchacho por toda la planta y no había rastrode él y, lo que era más importante para el Coordinador, dela planificación que supuestamente debía estar lista esamañana. Faltaban tres minutos para la hora de llegada y los pocosmiembros del departamento que ya habían llegado hubiesen preferidoque se les hubiesen pegado las sábanas unos minutos más yno tener que aguantar la cólera de Marcos I El Tirano. Pasados dosminutos el departamento estaba casi al completo pero no había señalesde vida de Pablo. Marcos juraba en arameo lo que le iba a caer al muchachosi no aparecía y la jornada comenzó y no llegó. Alos cinco minutos, cuando todos estaban frente a sus terminales uno delos guardias jurados llegó con una carta al despacho de Marcos.Todo el mundo se miró extrañado, un jurado nunca subíala correspondencia. Pero la extrañeza pasó a temor cuandose escuchó desde el despacho: "Maldito desgraciado, hijo de lagran )(&/%%&. Me deja con el proyecto colgado para ¿quéjilipollez pone aquí ¿buscar Los Caminos? El camino a lascolas del paro es el único que va a encontrar este jodido desgraciado.Cuando me lo eche a la cara. Antonio, llama a Enrique Plaza y dile quese olvide del fin de semana y que sino…
Dos figuras recorren un camino invisible entre las sombras de un campode almendros en flor. Cruzan varias lomas y descendiendo por una veredase pierden al traspasar el marco de un portal en piedra esculpido por lasmanos milenarias de los vientos. Dentro escuchan las voces de razas perdidasy huelen los efluvios de flores marchitas hace cientos de años.Ella da dos pasos y sobre los vapores de una fuente de agua vaporosa conaromas de jazmín se desnuda y tiende sus brazos en señalde invitación. El la abraza, con fuerza, como si aquel momento hubiesesido esperado durante muchas noches en vela. Ambos caen sobre la fríapiedra que los acogerá en su viaje hacia el origen de los tiempos.